Educando de forma bilingüe

lunes, junio 04, 2018

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Nuestros días suelen empezar con un: Buenos días mamá y un Guten Morgen Papa. Y es que en casa no hablamos un idioma sino dos; español y alemán. Para nosotros es muy importante que ambos tengan su lugar en nuestra rutina diaria y que Alexander los perciba como dos culturas que coexisten en armonía. Para nosotros fué algo natural la decisión de criar a Alexander de forma bilingüe ya que las ventajas de crecer de esta forma son de sobra conocidas, además de la posibilidad de que pueda comunicarse sin problemas con los miembros de nuestras familias. De todas formas no sabíamos muy bien cómo llevarlo a cabo más allá de hablarle los dos idiomas de forma diaria.

Los niños pequeños no perciben dos idiomas, sino que para ellos hay ciertas personas que hablan de una forma (como los abuelos maternos) y otras que hablan de otra forma (como los abuelos paternos). Hasta los 4 meses los bebés pueden diferenciar dos lenguas pero a partir de entonces esta capacidad disminuye y sólo aprenderá los sonidos que escuche de forma diaria. No es algo extraño escuchar a alguien con un padre o madre de otro país que dice que su hijo/a hablaba y entendía el idioma y al mudarse a otro país lo ha olvidado. Tan importante es la exposición a ambas lenguas aunque seas bilingüe de cuna que si no se está en contacto constante con ambas, terminará por perderse la que no se escucha a menudo. Para hablar de bilingüismo se considera necesario que al menos 20% de la actividad diaria del niño tenga lugar en ese idioma. Por tanto, que de las 12 horas que pasa despierto, el 20% de sus estímulos vengan en esa lengua. De esa forma podrá desenvolverse, pronunciar y reconocer sonidos de ambas lenguas como un nativo.

Varios estudios han dado como resultado en que exponer a los niños de forma pasiva a una nueva lengua no es suficiente para que la aprendan. Los idiomas se aprenden de forma interactiva, es decir, mediante conversaciones e interacciones personales. Así que no es suficiente con ponerles la televisión en un idioma con la esperanza de que lo aprendan, sino que hay que hacerlo a base de diálogos, preguntas, respuestas etc...  Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que este 20% debe variarse de vez en cuando, es decir, debe haber temporadas en las que la lengua que normalmente es la minoritaria sea la dominante. En nuestro caso esto lo conseguimos pasando temporadas en España (verano, Navidad...) donde está unas semanas hablando con todo el mundo en español y sólo habla en alemán con mi marido.Para niños más mayores, los campamentos de verano o los intercambios de estudios son una muy buena alternativa.

Hay muchos tipos de familias bilingües. En nuestro caso cada progenitor habla un idioma y vivimos en un país donde se habla uno de estos idiomas. Pero también hay familias donde ambos progenitores hablan la misma lengua y viven en un país donde se habla un idioma distinto. Por ejemplo, familias españolas que se han venido a vivir a Alemania. En su caso, los niños escucharán el español como lengua mayoritaria los primeros años y una vez vayan al colegio seguramente esto se invierta. Puede llegar un momento en el que el niño/a no quiera hablar la lengua minoritaria porque sus amigos no la hablan y quiere sentirse aceptado. No hay que forzar pero hay que seguir dirigiéndose a ellos en ese idioma aunque contesten en otro. La exposición es importantísima.

Por ahora nosotros nos centramos en hablarle consecuentemente en dos idiomas, leer mucho con él, hacer sesiones de Skype con ambas familias... además como mi marido habla español, ya hace tiempo que decidimos que sería el idioma que se habla en casa (mientras no haya  otra persona delante que no lo entienda, claro). Así Alexander está bastante expuesto a él y cuando vaya al colegio en alemán pasará bastantes horas escuhando ambas lenguas. Es cieto (aunque no tiene porqué ser así) que los niños que crecen billingües pueden tardar más en empezar a hablar. En nuestro caso, esto fué asi. Alexander con dos años decía muy pocas palabaras, sin embargo llegó un momento en el que empezó a hablar y lo hizo en ambos idiomas a la vez. Es increíble ver cómo según a quién esté mirando a la hora de hablar cambia de idioma sin esfuerzo alguno. Así que si estáis en esta misma situación, no tiréis la toalla, que todo llega. No reculéis en la decisión de introducir otra lengua porque simplemente tienen que aprender todo doble y necesitan algo más de tiempo para poder separar en su cabeza los sonidos de ambos idiomas.

Espero que la entrada os haya resultado interesante, y que si estáis criando o habéis crecido de forma bilingüe me escribáis en los comentarios qué es lo que os está ayudando. Sería muy interesante conocer más modelos de familias bilingües.

Un saludo,
Pilar

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